Cómo moverse en Shanghai

El metro es el más rápido y fiable, ya que salva el caótico tráfico que envuelve la ciudad, especialmente en horas punta. Conecta tanto el centro de la ciudad como el este y el oeste. El único inconveniente es que suele estar lleno de gente, pero su precio es bastante asequible.

El taxi es, también, una excelente opción para trayectos más cortos, ya que es cómodo y ofrece un servicio más barato que a lo que estamos acostumbrados en Europa. Se paga por bajada de bandera, lo que incluye los tres primeros kilómetros de recorrido. A partir de ahí hay que abonar cada kilómetro adicional. El principal problema es que pocos taxistas hablan inglés, por lo que conviene apuntarse en un papel el lugar de destino en chino y enseñárselo al taxista para evitarse problemas. Hay que tener en cuenta que los clientes se suelen sentar en el asiento delantero, junto al conductor. No es necesario dar propina al taxista cuando este finaliza su recorrido.

El autobús es un medio de transporte muy barato, pero no es muy recomendable para largas distancias, por el caótico tráfico de la ciudad. Al anunciar las paradas en chino, también podremos tener problemas a la hora de acertar cuál es la parada en la que nos queremos bajar. Existen más de 1.000 líneas de autobuses en la ciudad, y los vehículos se identifican por su número.

La última opción es alquilar un vehículo en el aeropuerto, aunque la mejor opción es alquilar un coche con conductor, un servicio bastante asequible, ya que tiene un precio razonable.